Homeless Youth

En zonas con altos niveles de estudiantes sin hogar, los distritos de California aprovechan el financiamiento para Covid para ayudar a familias.

Above: Ana Franquis y su familia de cinco integrantes no tuvieron hogar propio el año escolar pasado. Carlos Diaz es el enlace comunitario de su distrito, Monterey Peninsula Unified en el condado de Monterey, y los ha apoyado durante esta experiencia.

Los fondos federales ayudan a identificar a un mayor número de estudiantes que carecen de vivienda.

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Este reportaje se publicó originalmente en inglés el 1 de junio de 2023.

Una lesión obligó a la familia de cinco integrantes a vivir en un vehículo recreativo modelo 1995 defectuoso que contaba con un sistema de plomería que tenía fugas, durante una de las temporadas más húmedas que se han presentado durante décadas en California.

Oscar, esposo de Ana Franquis, fue despedido hace aproximadamente dos años cuando se lastimó la espalda trabajando como carpintero.

Oscar aportaba el único ingreso que había en su hogar, así es que la familia solicitó el apoyo de un programa durante la era de la pandemia. Sin embargo, eventualmente recibieron una notificación judicial de desalojo. Sus hijos contaban con 2, 10, y 12 años de edad — y les  dieron tres días para abandonar su departamento en Seaside.

Ese fue tan sólo un obstáculo más en un año lleno de tragedias. Poco antes del desalojo, Franquis tuvo que dejar de trabajar debido a un diagnóstico de cáncer y además su padre murió.

“Estábamos desesperados y no teníamos adónde ir,” dijo Franquis, cuyos niños asisten a la escuela en el Distrito Unificado de la Península de Monterey, en el condado de Monterey en el norte de California.

Su familia es una de las 2,220 de su distrito que han sido identificadas como sin hogar en este año escolar y de estas, cerca del 90% viven temporalmente con otras personas.

El condado de Monterey tiene el índice más alto de estudiantes sin hogar entre los condados del estado: 13.4%.

El incremento más brusco que se ha dado de entre los distritos, es el de la primaria Santa Rita Union, que se encuentra a sólo unas cuantas millas de donde están inscritos los niños de Franquis. La población estudiantil sin hogar de ese distrito, localizado en la ciudad de Salinas, no se incrementó más allá de un 1.53% entre 2014 y 2020, equivalente a 55 estudiantes. Pero este año escaló a 22.24% o sea, un aumento de 718 estudiantes.

Conocido como un exuberante nicho agrícola, Salinas ha sido descrito desde hace mucho tiempo por sus residentes, como un lugar en el cual hay restricciones por los bajos salarios en un área con un elevado costo de vida. Es común que las familias vivan juntas o que se queden temporalmente con otras personas.

Para la familia de Franquis que vive cerca, en Monterey, y que fue a donde se mudaron a partir de entonces, hubo un apoyo inicial que consistió en vouchers para pagar un motel mientras decidían cuáles serían sus siguientes pasos. Estos gastos fueron pagados del programa federal llamado American Rescue Plan y las personas que trabajan en este programa como enlaces a nivel estatal dicen que ha brindado un apoyo clave a las familias sin hogar durante la pandemia y ayudado a enfrentar los problemas económicos causados por ésta.

La pandemia dispara el número de estudiantes sin hogar

El número de estudiantes sin hogar se estaba incrementando antes de la pandemia debido a la escasez de vivienda económicamente accesible. Pero, según los portavoces, las familias han sido empujadas al límite debido a la inflación y a que las rentas se dispararon al concluir la moratoria que impuso el estado a los desalojos. Algunas áreas también han perdido viviendas debido a desastres naturales, tales como incendios forestales, inundaciones y terremotos.

Mientras que la inscripción de estudiantes en California se redujió el año pasado, el número de estudiantes sin hogar aumentó en un 9%. Estos incrementos en los condados de la costa como Humboldt, Monterey y Ventura y en condados tierra adentro como Plumas, Mariposa y San Bernardino, se presentan después de que en los últimos tres años habían disminuido. Los expertos esperaban esto desde hace  tiempo, ya que, según decían, el problema de contabilizar a un menor número de estudiantes sin hogar del que realmente existía, era especialmente notorio durante la era del aprendizaje a distancia de la pandemia — el personal de las escuelas depende de las interacciones en persona para poder identificar a los estudiantes sin hogar. Con el retorno masivo a los planteles, el número de estudiantes sin hogar a nivel estatal está a la par con los niveles previos a la pandemia.

Los expertos advierten que las estadísticas sobre estudiantes sin hogar pueden decirnos más acerca de qué tan bien las escuelas están identificando a los estudiantes sin hogar, que acerca de cuántos estudiantes están experimentando la falta de hogar.

“No creo que sea tan sencillo como decir: los números suben, la cantidad de estudiantes sin hogar sube; los números disminuyen, la cantidad de estudiantes sin hogar disminuye. Eso no es lo que son los números de las escuelas. Son una medida de quién está identificado y quien está inscrito en la escuela,” dijo Bárbara Duffield, directora ejecutiva de Schoolhouse Connection, una organización que trabaja en defensa de los derechos de las personas sin hogar a nivel nacional.

En la escuela primaria Santa Rita Union, el incremento refleja con fuerza los renovados esfuerzos del distrito para identificar a los estudiantes sin hogar. En los últimos tres años, el distrito contrató a enlaces adicionales, abrió centros de apoyo, organizó capacitación para la identificación que recibió todo su personal, y así comenzaron a llamar a las familias que tal vez no se habían identificado a sí mismas como sin hogar cuando completaron los formatos anuales escolares.

Previamente, los administradores de la oficina habían archivado los formularios para identificación y las verificaciones telefónicas no eran la norma. Desde entonces, los números se han disparado, pero aún así, ellos piensan que no están llegando todavía a todos los estudiantes sin hogar.

Los nuevos enlaces crecieron en Salinas, así es que tienen una comprensión íntima de las familias que viven ahí.

“Ellos saben que la familia Martínez está viviendo con la familia López y que la familia López escribió ‘no,’ en los formatos, pero los enlaces saben que están rentando una habitación, así que les llaman por teléfono,” dijo Summer Prather-Smith quien es el enlace con personas sin hogar del distrito para las dos personas que ella contrato.

Estudiantes viviendo  con otras personas temporalmente

Los enlaces se han dado cuenta desde hace tiempo que la mayoría de los estudiantes sin hogar en el condado de Monterey — y en el resto del estado — se quedan temporalmente en la vivienda de otras personas.

Esto puede abarcar una gran variedad de situaciones, dijo Jennifer Kottke, enlace con personas sin hogar en el condado de Los Ángeles. Hay desde pequeños hogares con tres recámaras y una familia viviendo en cada recámara, hasta 13 personas viviendo en una sola recámara. Algunas veces hay familias viviendo en una cochera, o en una adaptación a un lado de una vivienda o de una camper.

Si bien algunos observadores podrían pensar que estos estudiantes técnicamente no encajan en la categoría de personas sin hogar, sí entran en lo que el gobierno federal define como familias que necesitan vivienda estable. “¿En dónde pueden [los estudiantes] encontrar un rincón silencioso para poder hacer su tarea?” dijo Cathi Nye, enlace con personas sin hogar en el condado de Ventura. “Esto no es adecuado.”

Los enlaces comunitarios de Monterey también detectaron nuevas tendencias en el campo de la vivienda que son preocupantes.

Las rentas altas están empujando a algunos hacia vivienda de menor precio, lo cual empuja a otros hacia una crisis. Las viviendas que antes usaban los migrantes y trabajadores del campo de bajos ingresos, hoy probablemente estén ocupadas por aquellos qué dejaron viviendas de mayor costo debido al incremento en el precio por la inflación y la escalada en el precio de las rentas, dijeron algunos enlaces. Se están dando cuenta que cualquier cambio en la dinámica de las familias, como puede ser un divorcio, la pérdida de un empleo o una lesión, está resultando cada vez más en personas que se quedan sin hogar. Algunos están a la espera de un incremento en la cantidad de gente sin hogar debido al retraso en la temporada de cosecha por las recientes lluvias torrenciales. Las viviendas para los trabajadores algunas veces están reservadas para hombres solos, y si estos permanecen en un área durante más tiempo del normal para poder llevar a cabo la cosecha, las familias no pueden mudarse a ellas.

Sin los vouchers que provenían de fondos a nivel federal, Franquis no está segura donde hubieran dormido en esas primeras noches después del desalojo. Ellos se encontraban en lista de espera para albergues de gente sin hogar en los cuales hay que esperar hasta un año.

“Perdimos todo. Absolutamente todo,” dijo Franquis en español. “Pero el señor Díaz ha sido como un ángel para nosotros.”

El dinero para Covid se convierte en salvavidas

Es Carlos Díaz, el enlace McKinney-Vento del distrito de Monterey. Él se hace cargo de que los estudiantes sin hogar reciban el apoyo que otorga la Ley McKinney-Vento de asistencia a las personas sin hogar.

Esta ley obliga a cada distrito de escuelas públicas, a cada oficina de educación del condado y a cada escuela chárter a contratar a un enlace local para garantizar que todos los jóvenes sin hogar sean identificados y cuenten con los servicios educativos que necesiten para poder tener éxito académicamente. Pero los educadores dicen que la ley de 1987 nunca fue dotada de fondos de manera adecuada por los gobiernos estatales o federales.

Las escuelas reciben financiamiento adicional para estudiantes sin hogar del estado, a través de la fórmula de financiamiento de control local y algún financiamiento federal para educación de jóvenes sin hogar. Pero el financiamiento es escaso y existen estrictas limitaciones a la manera en que puede gastarse.

Eso cambió a raíz de la pandemia. California recibió $800 millones del programa llamado American Rescue Plan, destinados específicamente para niños y jóvenes sin hogar.

Estos fondos son más flexibles que el financiamiento de la ley McKinney-Vento para la educación de las personas sin hogar y le permiten a los distritos escolares y a los condados hacer cosas como pagar los vouchers de los hoteles para las familias que no tienen otro lugar adonde ir. Los fondos también le permitieron a las agencias escolares hacer más del trabajo básico e importante para la educación de las personas sin hogar: identificar a los estudiantes que necesitan ayuda.

“Estos son fondos que necesitábamos desde hace mucho tiempo,” dijo Susanne Terry, enlace para las personas sin hogar del condado de San Diego.

Pero el financiamiento debe utilizarse a más tardar en el mes de enero del 2025 y no hay garantía de que volverá a otorgarse.

Cuando el dinero fue asignado inicialmente, Terry era optimista acerca de que estos nuevos niveles se mantendrían. Sin embargo ahora no es tan optimista con respecto a que eso suceda con el Congreso actual. La legislatura estatal parece más dispuesta, por primera vez, a otorgar fondos para la educación de personas sin hogar, pero el sombrío panorama fiscal del estado parece estar provocando que disminuya el entusiasmo acerca de un nuevo financiamiento, dijo.

“Nos dirigimos hacia un precipicio en el cual los servicios simplemente van a disminuir,” dijo Terry

Leah Lamattina, enlace para las personas sin hogar del condado de Humboldt, está preocupada acerca del financiamiento futuro, aunque tiene esperanzas en que el movimiento que se está dando hacia las escuelas comunitarias, identifique a los estudiantes sin hogar y los ponga en contacto con los servicios que requieran.

Actualmente la mayoría de los enlaces no están dispuestos a contratar personal ni a iniciar programas que tal vez no puedan mantenerse cuando éste financiamiento que proviene de la era de la pandemia se agote.

San Diego dió respuesta a un aumento en la demanda.

Pero el condado de San Diego contrató a más personal e inició un programa de vouchers para el pago de hoteles similar al del condado de Monterey. Terry estaba asombrada por el nivel de demanda.

Antes de qué empezara el programa, recibía solicitudes para vivienda de emergencia mensualmente. Pero una vez que se corrió la voz de que existía el programa del condado, comenzó a recibir muchas solicitudes cada día. En un año, a partir de entonces, el programa ha pagado las habitaciones de hotel de más de 600 familias.

Dicho programa ayudaría enormemente a las familias del distrito escolar unificado de Greenfield, en el condado de Monterey, dijo Tony Amezcua director de vinculación familiar y comunitaria.

CRÉDITO: BETTY MÁRQUEZ ROSALES / EDSOURCE

El centro de apoyo familiar en Greenfield. El distrito escolar se localiza en la parte sur del condado de Monterey.

Su equipo recibe mensualmente llamadas telefónicas de familias que están desesperadas buscando refugio. Recientemente algunas llamadas provenían de trabajadores del campo migrantes de Arizona y de otros condados agrícolas de California. Las fuertes lluvias del invierno retrasaron la temporada de cosecha, posponiendo el trabajo.

El distrito escolar está ubicado al sur del condado de Monterey. Conforme han crecido las necesidades, también ha crecido el equipo de Amezcua y los recursos que ofrecen. Han contratado enlaces adicionales, incluyendo una que habla Triqui, un idioma indígena que se habla en el sur de México. Comenzaron a ofrecer donaciones para bebés, con el fin de que las familias sin hogar pudieran ser identificadas más rápidamente. También instalaron una lavadora y una secadora en un centro de apoyo para que las familias pudieran utilizarlas.

Con dinero del programa American Rescue Plan, también planean adquirir tarjetas de regalo para que los puedan utilizar en una zapatería local, un uso que generalmente está prohibido en el financiamiento para estudiantes. Pero los estudiantes los necesitan, dijo Amezcua. En un reciente martes, los zapatos donados sólo incluían tallas 1, 10, 11, y 13.

“Cuando los padres de familia dicen que necesitan más, nos damos cuenta que necesitamos dar más,” dijo Amezcua.

También está el tema de la confianza, el cual, según los enlaces comunitarios, es fundamental cuando se intenta establecer contacto con las familias sin hogar.

“Aquellos que históricamente han estado en situación de desventaja, desconfían de los sistemas debido a la opresión que el sistema ha ejercido sobre ellos,” dijo Lamattina.

Este fue el caso de Franquis. Cuando su hija mayor le confesó a su maestra que serían desalojados de su vivienda, ella tenía miedo de que le quitaran a sus hijos. Los enlaces comentan que este temor es muy común.

Después de casi un año de estar sin hogar y dos años de inestabilidad financiera, la familia de Franquis pudo apartar un departamento de dos recámaras hace dos meses, utilizando un voucher para vivienda de la sección 8, un proceso del cual se enteraron gracias al enlace de su distrito.

Otro enlace los inscribió en un programa en el que pudieron obtener camas, colchones, comedores, vajillas y más cosas, provenientes de donaciones. También están en terapia familiar, para procesar toda la terrible experiencia que han vivido.

Y ahora tienen una nueva fuente de ingresos: el esposo de Franquis fue contratado por el distrito escolar para un trabajo de mantenimiento. Todos comparten un vehículo — ya que donaron su RV a otra familia que lo necesitaba — y aún están volviendo a ponerse de pie, pero Franquis tiene esperanza en su futuro.

“Hemos recibido mucha más ayuda del distrito que de ningún otro lugar,” dijo ella. “Por eso estoy tan agradecida; fueron los únicos que nos ofrecieron apoyo de manera rápida.”

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Comentarios (1)

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  1. Ana Carrion 3 días ago3 días ago

    La política de las low income families it’s to bad in lausd.in the state documents restrict parent involvement.