Alfabetización

Reportaje Especial de EdSource

Surge un movimiento para modificar la enseñanza de la lectura

Above: Arriba: Esti Iturralde y su hija Winnie leen “Harry Potter” juntas en la sala de su hogar y su perro Roscoe las acompaña.

Las bajas calificaciones en exámenes impulsan las demandas de un cambio

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Cuando Winnie, la hija de Esti Iturralde, estaba en primer grado, la niña tenía dificultades para aprender a leer. Como muchos padres de familia, en un principio Iturralde se culpaba a sí misma.

“Pensé que algo estaba mal con mi hija. Pensé que algo estaba mal con nosotros,” dijo Esti, madre de dos hijas en el área de la Bahía. “Simplemente no podía entender lo que estaba sucediendo.”

La maestra la consolaba diciendo que Winnie aún no estaba lista, pero Iturralde, siendo psicóloga, comenzó a sospechar que el tipo de instrucción de la lectura estaba evitando el progreso de su hija.

“Su maestra era maravillosa,” dijo. “Ella creó un salón de clases realmente vibrante para la alfabetización, con hermosas fiestas de lectura en voz alta y de publicaciones. También involucraba a las familias para que les leyeran a sus hijos. Así es que yo pensaba ¿qué está faltando aquí?

Iturralde terminó por tomar un curso intensivo sobre la ciencia de la lectura. Parte de lo que aprendió es que el cerebro humano está programado para hablar, pero no para leer, debido a que el lenguaje escrito sigue siendo una invención relativamente nueva en la historia humana.

Sin embargo, muchos educadores creen que la lectura viene de manera natural, así como el habla, si el niño está inmerso en un ambiente de lenguaje abundante. Ésta es la razón por la que Winnie no obtuvo suficiente instrucción en la escuela acerca de la fonética, la conexión entre las letras y los sonidos.

Las guerras de la lectura

Enseñar la fonética, que correlaciona los sonidos con las letras, puede no parecer un concepto controversial, pero es censurado en algunos círculos académicos. Muchos maestros descartan la práctica de articular cada sonido de las palabras y la consideran un trabajo penoso y anticuado que evita que los niños amen la literatura.

Esta visión de la lectura se remonta a Horace Mann, el padre de la educación pública estadounidense, quien atacó la enseñanza de la fonética y del alfabeto en los años 1800’s. Él pensaba que los niños deberían aprender a reconocer palabras completas, uno de los fundamentos del movimiento de “idioma completo,” el cual sentó las bases para el enfoque de la “alfabetización balanceada” que se usa en muchas escuelas de California desde un extremo del estado hasta el otro.

Oficialmente, la alfabetización balanceada toca el tema de la fonética, dicen los expertos, pero no le da el enfoque tipo láser de la “alfabetización estructurada,” la cual está enraizada en la fonética y otros fundamentos, e inmersa en la ciencia de la lectura.

“Existe una fobia en torno a descomponer las palabras en partes pequeñas. Si lo reduces todo a tan sólo las letras en la página, temen que se pierda cierta magia,” dijo Iturralde. “También hay una creencia de que se debe dejar a los niños descubrir las cosas por sí mismos.”

Credit: Andrew Reed / EdSource

Esti Iturralde con sus dos hijas, Winnie, a la izquierda, and Lorea, a la derecha.

El jaloneo filosófico entre enseñar la fonética, o articular los sonidos de las palabras, y enseñar el sentido, o cómo pensarlo bien, persiste, a pesar de exhaustivas investigaciones que sugieren que a la mayoría de los niños se les debe enseñar explícitamente cómo conectar los sonidos con las letras. Para empeorar las cosas, el debate es mayoritariamente entre expertos y los padres de familia y los cuidadores saben poco de él. Hasta la terminología, desde la alfabetización balanceada hasta la alfabetización estructurada, parece diseñada para espantar a los que no conocen el tema.

¿Cuántos niños han sufrido daño colateral en esta guerra de palabras? El péndulo ha estado ondulando entre estos enfoques que han competido durante décadas, a pesar de una considerable cantidad de investigaciones sobre el tema que han sido codificadas desde 1999, año en el cuál el Congreso convocó al Panel Nacional de la Lectura.

Algunos le llaman a esta batalla en torno a las estrategias de lectura, “las guerras de la lectura.” Es un conflicto que está resurgiendo en California e incitando al cambio a lo largo de todo el país.

La presente serie de EdSource investigará a fondo el alcance de la crisis de alfabetización en California, revisando las investigaciones que están surgiendo, las políticas en el estado, una demanda judicial que ha sentado precedente, la capacitación de los maestros, así como temas bilingües, para valorar qué tanto está en juego en un estado que no logra enseñarle a leer a más de la mitad de sus niños.

“Una generación de niños fue traicionada,” dijo Austin Beutner, antiguo superintendente del Distrito Unificado de Los Ángeles. “No tienen claros los fundamentos de la fonética ni de decodificación. Menos de la mitad de los niños saben leer. Eso para mí es impactante. ¿Cómo podemos aceptar eso?”

Con la ciudad de Nueva York y varios estados modificando su enfoque, y la gurú de la alfabetización balanceada Lucy Calkins reconociendo que existen fallas en su influyente currículo, “Unidades de Estudio,” este debate académico está llegando a un punto crítico en California. Los educadores y los hacedores de políticas están en desacuerdo en torno a innumerables asuntos espinosos, desde las batallas por el currículo y las políticas de credencialización de maestros, hasta un programa recientemente creado para colocar entrenadores de lectura en las escuelas con un nivel alto de necesidades, conforme la crisis de alfabetización se profundiza en vistas de la pandemia. Y entonces surge la pregunta central: ¿Por qué tantos niños tienen dificultades para leer y cómo pueden ayudarles sus maestros y cuidadores?

Credit: "The Right To Read" documentary by Jenny Mackenzie

Jessica Reid Sliwerski, a la derecha, fundadora de organizaciones sin fines de lucro de tutorías y currículo sobre lectura, ayuda a la maestra Sabrina Causey con su clase de primer grado en la Escuela Primaria Markham en el Este de Oakland.

“La crisis de la alfabetización en nuestro país no se debe a que los niños no puedan aprender a leer,” dijo Jessica Reid Sliwersky, una experta en alfabetización y fundadora de Open Up Resources, una organización sin fines de lucro que ofrece un currículo accesible. “El problema es que un enorme sector de nuestra población de niños pequeños nunca tienen acceso al tipo de instrucción que necesitan. Nunca tienen la oportunidad de aprender cómo descifrar el código”.

De acuerdo con los resultados del 2019 en la Evaluación Nacional del Progreso Educativo, también conocida como la NAEP,  la Boleta de Calificaciones de la Nación, sólo una tercera parte de los estudiantes estadounidenses son competentes en lectura. Y eso era antes de que la pandemia afectara la educación y mandara los resultados de exámenes a un descenso en picada.

“Nuestros cabellos deberían estar en llamas. Y la manera de apagar ese incendio es teniendo claro, realmente claro, cómo es que la ciencia de la lectura puede equiparnos para promover ese resultado liberador que la lectura puede ser,” dijo Zaretta Hammond, autora de “Culturally Responsive Teaching and the Brain” (“La Instrucción Culturalmente Sensible y el Cerebro.”) “Leer es la manera en la que el cerebro sube a otro nivel.”

En California, el 48.5% de los estudiantes de tercer grado del estado obtuvieron resultados de su nivel de grado o superiores en artes del idioma inglés en el 2019, antes de que la pandemia afectara a los exámenes (el 57% de los estudiantes no aprendices de inglés obtuvieron resultados en su nivel de grado). Existen investigaciones que plantean que los estudiantes que no están leyendo en su nivel de grado para cuando cursan el tercer grado tendrán dificultades para emparejarse a lo largo de su carrera educativa, cayendo rápidamente detrás de sus compañeros de clase y profundizando la brecha de desempeño.

¿Cómo es que el cerebro aprende a leer?

Aquí, uno de los conceptos importantes es que las lecciones sobre la fonética y otros fundamentos de la lectura ayudan a cambiar los circuitos del cerebro, dicen los expertos, forjando caminos entre las partes del cerebro que interpretan lo auditivo y lo visual.

Cuando un niño aprende a leer, como lo sugiere el neurocientífico Stanislas Dehaene, autor de “Reading in the Brain” (La Lectura en el Cerebro), el cerebro crea una “interconexión entre el sistema de visión en tu cerebro y tu sistema de lenguaje hablado.”

Por eso es que a los niños se les debe enseñar cómo vincular los sonidos de las palabras con los símbolos en la página, dicen los expertos, cómo conectar el habla con lo impreso. Estas vías neuronales son como supercarreteras que se vuelven más lisas y anchas conforme más se usan, dicen los expertos. Ayudar a los niños a forjar estas conexiones de manera eficiente es el núcleo de lo que los expertos llaman “alfabetización estructurada”, un enfoque basado en la fonética.

“La manera en que los niños aprenden es algo ya establecido por la ciencia, pero tenemos esta gran brecha de implementación para ir de la investigación a la práctica, hacer que el conocimiento llegue a los salones de clases,” dijo Becky Sullivan, una experta en alfabetización en la Oficina de Educación del Condado de Sacramento. “Básicamente tenemos 360 días para hacerlo de manera correcta. Uno tiene kindergarten y primer año para lograr que los niños lean… Tienes que lograrlo o estarás preparando a tus niños para una situación en la que necesitarán alguna intervención.”

Los pilares de la instrucción de la alfabetización estructurada generalmente se definen como la fonética (conectar letras a sonidos), conciencia fonémica (identificar diferentes unidades de sonido), fluidez, vocabulario y comprensión. Si no hay un conocimiento básico firme sobre estas lecciones fundamentales, muchos niños avanzan con problemas, dicen los expertos.

Iturralde, quien tiene un doctorado en ciencias del comportamiento, condujo algunos experimentos con su niña de primer grado, a los que ha nombrado el Reto del Morado, para ver si Winnie podría florecer con más fonética, y eso fue lo que sucedió. Pero ella afirma de inmediato que no culpa a los maestros, quienes tienen muy poco control sobre el currículo y la estrategia.

Los maestros en desventaja

De hecho, muchos maestros que no están al tanto de las convincentes investigaciones sobre el cerebro, no se dan cuenta que no enseñar mucha fonética y otros fundamentos puede tener consecuencias negativas. Aunque algunos niños progresan de cualquier forma, los expertos dicen que otros tendrán dificultades innecesariamente.

Es solo al volver a revisar sus experiencias con lectores con dificultades cuando muchos maestros tienen un momento de claridad. Muchos dicen que nunca olvidarán a los niños a los que trataron de ayudar y fracasaron porque no tenían el conocimiento especializado que necesitaban.

“Yo enseñé a leer con todo mi corazón y con mucho gusto. Hice mi mejor esfuerzo, pero no era sistemático, no era explícito,” dijo Mónica Ng, una antigua maestra de kindergarten que se convirtió en consultora educativa. “Es muy triste porque había niños que realmente estaban teniendo dificultades para leer y recuerdo que les decía a sus familias, ‘no sé qué puedo hacer para ayudarlos.’”

“Era muy triste porque había niños que realmente tenían dificultades para leer, y recuerdo que les decía a sus familias ‘no sé que puedo hacer para ayudarlos.’”

Sabrina Causey, una maestra de primer grado en la primaria Markham de Oakland, recuerda haberse ido a casa llorando después de un largo día intentando enseñar con un currículo de alfabetización balanceada, el cual ahora considera que carecía de suficiente fonética para ser eficaz.

“Yo trataba de enseñar las lecciones, pero no tenían sentido,“ dijo Causey. “Por ejemplo, enseñaba lecciones sobre cómo ‘atrapar’ palabras, pero los niños en mi salón de clases no sabían ni letras ni sonidos. Éstos niños no tenían habilidades básicas. Así es que ese año sólo un niño pudo leer bien.”

Una de las prácticas más controversiales en la alfabetización balanceada es ‘three-cueing’, o tres claves, la cual enseña a los niños a adivinar las palabras. Cuando se encontraba con una palabra difícil, como ‘purple’ (morado), a Winnie le habían enseñado a buscar claves en el contexto, tales como las ilustraciones, en lugar de articular los sonidos de la palabra. Si retirabas los dibujos, se tambaleaba. Ésta es la razón por la cual los que promueven la alfabetización estructurada ponen las palabras primero.

“El mayor problema que tenemos es que a los maestros no se les ha enseñado cómo trabaja el cerebro,” dijo Nancy Cushen White, una profesora clínica de pediatría en la Universidad de California en San Francisco, y especialista en lectura. “Hace 50 años era entendible, pero actualmente ya no hay excusa para ello. Y lo peor es que los maestros están trabajando igual de duro. Los maestros dirán, ‘¿Por qué nadie me dijo esto hace 10 años?‘“

Los críticos de la alfabetización estructurada, sin embargo, sienten que la filosofía basada en la fonética es demasiado reduccionista. Les preocupa que sea una serie de ejercicios aburridos sin fin que disminuirán el gusto por la lectura.

Los que la promueven argumentan que si un niño no obtiene los conocimientos básicos de manera firme desde un principio, tal vez nunca alcance la fluidez. Los niños corren el riesgo de atrasarse tanto que nunca puedan dominar la comprensión profunda que es obligatoria para los grados posteriores. Entre más temprano el niño pueda dominar los fundamentos, dicen, más pronto podrá sumergirse en los esplendores de la gran literatura.

El secreto es que una vez que los fundamentos se integran en tu cerebro, dicen los expertos, la lectura se siente sin esfuerzo y automática. El resultado final es el placer de la lectura. La fonética es sólo el calentamiento.

Las guerras de la lectura asumen que existe una división entre las habilidades básicas y la comprensión profunda que en realidad no existe, dicen algunos expertos. En cambio, estas están entrelazadas, como los hilos trenzados de una cuerda, fortaleciéndose con cada hilo adicional, como lo ilustra la metáfora de Scarborough de la Cuerda de la Lectura. Puesto de manera simple, debes tener la habilidad de leer bien antes de pensar en profundidad sobre lo que has leído.

“Es justo lo mismo que construir una casa,“ dijo Carol Tolman, una experta en alfabetización y coautora de ‘Esenciales del Lenguaje para Maestros de Lectura y Ortografía,’ o LETRS, una capacitación para maestros basada en la ciencia de la lectura. “Si construyes unos cimientos con una fisura y dejas esa fisura, el primer piso va a estar un poco tembloroso.”

Por supuesto, los niños tienen necesidades variadas, pero solamente entre el 5-10% de los niños aprenderán a leer sin una instrucción muy explícita, dicen algunos expertos. Éstos lectores sin esfuerzo pueden haber dado pie a la noción de que el aprender a leer debería darse de manera natural, pero eso no es lo que pasa con la mayoría.

En tanto que un 35% de los niños aprenderán a leer sin importar cómo se les enseñe, de acuerdo con varios expertos, un 40-45% tendrán dificultades si no tienen lecciones claras y consistentes acerca de los fundamentos. Al restante 10-15% se le califica como disléxico y estos niños se benefician al máximo de un programa de alfabetización estructurada.

“Desde el punto de vista de la equidad, las habilidades fundamentales son buenas para todos los niños,” dice Sliwersky, quien también creó Ignite Reading (Enciende la Lectura), que se especializa en tutorías a través de Zoom, “pero son absolutamente esenciales para la amplia mayoría de los niños.”

Los niños que tienen dificultades con la lectura frecuentemente internalizan sentimientos de fracaso que pueden marcar el tono de su carrera académica y los padres, presionados por el tiempo, se culpan a sí mismos, dicen los expertos, en lugar de darse cuenta de que están enredados en un fracaso del sistema para enseñar a leer de manera eficaz.

“Existe un supuesto por parte de la escuela, en cuanto a que si los estudiantes no están leyendo bien, es un problema del niño,“ dijo Ng, la maestra que se volvió consultora. “Es un problema de nivel infantil, y no un problema de instrucción.”

Winnie, por su parte, se convirtió en una gran aficionada de la fonética, pasando velozmente del nivel de lectura B (un nivel de kindergarten) al nivel O (un nivel de segundo grado) al finalizar el primer grado. Estaba tan emocionada cuando su mamá ordenó un libro de fonética que se tomó una selfie con él. Actualmente, ya habiendo iniciado el tercer grado, es una ávida lectora, con una especial inclinación por la colección de Harry Potter.

“Estoy orgulloso de ella,” dijo Iturralde. “Habla acerca de su amor por la lectura y dice que es su parte favorita de la escuela.”

Desafortunadamente, no todo mundo tiene un padre de familia con una elevada educación como Iturralde para ayudarle a conectar los puntos. La mayoría de las familias no pueden pagar por un tutor privado. Eso deja a una gran cantidad de niños a la deriva, dicen los educadores.

“Si los maestros no cambian la práctica en el salón de clases,” dijo Timothy Shanahan, un experto en alfabetización y profesor emérito en la Universidad de Illinois en Chicago, “no podemos esperar que mejore el desempeño en lectura.”

“Si los maestros no cambian la práctica en el salón de clases,” dijo Timothy Shanahan, experto en alfabetización y profesor emérito en la Universidad de Illinois en Chicago, “no podemos esperar que el desempeño en lectura mejore.”

¿Está cambiando la marea?

Aunque muchos distritos escolares de California utilizan un enfoque de alfabetización balanceada, una combinación entre la estrategia de ‘idioma completo’ que se enfoca en las palabras completas, y la alfabetización estructurada, que se enfoca en la fonética, en mochas partes está dándose un cambio.

El próximo año, en la ciudad de Nueva York será obligatorio que las escuelas adopten un programa de lectura basado en la fonética. El Distrito Unificado de Oakland comenzó a realizar este cambio el año pasado.

Muchos estados también están considerando crear leyes que hagan obligatoria la inclusión de ciencia de la lectura en la formación de maestros. Unos pocos estados tales como Louisiana y Arkansas recientemente han prohibido el sistema de “three cueing”, o tres caves, que anima a los estudiantes a basarse en claves o pistas, como pueden ser las imágenes, para adivinar las palabras. En California, la SB 488 hace obligatorio que los maestros recién credencializados reciban capacitación en ciencia de la lectura, pero la implementación de esto sigue dando lugar a muchos desacuerdos. Cambiar las prácticas en el salón de clases en virtud de la legislación no es tarea fácil.

Credit: Palo Alto Unified

Todd Collins

“Si somos flexibles, los programas de preparación de maestros cambiarán poco,“ dijo Todd Collins, un miembro de la mesa directiva escolar de Palo Alto y organizador de la California Reading Coalition, un grupo de promoción de la alfabetización. “Y además, aún cuando los estándares sean claros, hay una enorme brecha entre las reglas y lo que sucede en realidad.”

Los temas de control y consistencia de calidad persiguen al ámbito de la capacitación de maestros en su conjunto, dicen los expertos.

“Hay unas 1,500 organizaciones para la capacitación de maestros en los Estados Unidos y están pobremente monitoreadas y supervisadas,” dijo Shanahan, director fundador del Centro para la Alfabetización UIC. “Estamos invirtiendo recursos, pero nuestra cubeta tiene un hoyo en el fondo.”

Mientras tanto, en California, el gobernador y la legislatura están apartando $250 millones para especialistas en lectura en las escuelas con mayores índices de pobreza, dentro del presupuesto 2022-23, con 15 millones más para capacitar a estos entrenadores en estrategias de alfabetización que se basen en evidencias. El superintendente estatal Tony Thurmond ha lanzado una iniciativa de alfabetización para lograr que todos los estudiantes de tercer grado sepan leer para el 2026, pero también ha dicho que no apoya una estrategia general que abarque a todo el estado, y ha rechazado un “enfoque de una sola talla para todos.”

Cuando no hay una orientación clara, las escuelas y los distritos frecuentemente van de un enfoque a otro, dicen los expertos, y generan confusión en estudiantes y maestros por igual. Tanto Oakland como la ciudad de Nueva York han cambiado de un lado para otro en años recientes.

Un asunto de equidad

Algunos promotores de la alfabetización están haciendo un llamado para que exista una mayor rendición de cuentas. Ellos creen que los distritos escolares han cometido muchos errores por los cuales los alumnos han pagado el precio. Las ramificaciones de este fracaso, advierten, incluye una generación de gente joven que no puede competir en una economía basada en el conocimiento.

“Este es un asunto de derechos civiles ya que a la gente se le está negando sistemáticamente el acceso a libertades civiles y también a oportunidades, debido a su analfabetismo,” dijo Kareem Weaver, miembro del Comité de Educación de la NAACP de Oakland y cofundador del grupo promotor de alfabetización FULCRUM. “ Este es un asunto de justicia social.” Weaver es el protagonista destacado en el documental “The Right to Read” (“El Derecho a Leer”).

Credit: "The Right To Read" documentary by Jenny Mackenzie

El documental “El Derecho a Leer” es la historia de la crisis de la lectura en edad temprana en Estados Unidos. Ver el tráiler aquí.

La pregunta clave ahora, dicen algunos expertos, es cómo construir un consenso para el cambio. Cerrar la brecha entre científicos y educadores, cada uno laborando en su propio campo, puede dar en el núcleo del problem, como lo argumenta Mark Seidenberg, un neurocientífico cognitivo en la Universidad de Wisconsin, Madison, en “Language at the Speed of Sight” (El Lenguaje a la Velocidad de la Vista).

“La brecha que existe entre ciencia y educación ha provocado daños,” de acuerdo con Seidenberg. “Un vistazo a la ciencia nos permite ver que los métodos comúnmente utilizados para enseñar a los niños son inconsistentes con la información básica acerca de la condición humana y su desarrollo, y por lo tanto hacen que la lectura sea más difícil de lo que debería ser. Sin darse cuenta, colocan a muchos niños en riesgo de fracasar en la lectura.”

La necesidad de conectar la investigación de alto nivel con la práctica en el salón de clases es la que orienta a Margaret Goldberg, la entrenadora de alfabetización en la primaria Nystrom en West Contra Costa. Ella colaboró con Seidenberg en una presentación acerca de los principios orientadores para ayudar a los educadores a diseñar currícula basada en la evidencia para la conferencia de la Sociedad para el Estudio Científico de la Lectura.

“Intento hablar de maestro a maestro en una manera que genere curiosidad por la investigación,” dijo Goldberg, co-fundadora de ‘The Right to Read Project’ (Proyecto El Derecho a Leer), un grupo de maestros, investigadores y activistas. “Muchos de nosotros tuvimos una preparación inadecuada como maestros y nuestro currículo también era inadecuado. Hay en el medio muchos mensajes conflictivos acerca de lo que se supone que debemos hacer y porqué.”

Las investigaciones sobre lectura fueron la estrella que orientó a Kymyona Burk, una de las principales arquitectas del programa de lectura de Mississippi. Mississippi, el estado más pobre de la nación, fue el único estado que reportaba avances significativos en el NAEP en 2019. Ese cambio de dirección fue debido a un impulso a la alfabetización a nivel estatal que se centró en la capacitación de los maestros.

“Todos los niños merecen maestros que hayan sido capacitados en ciencia de la lectura,” dijo Burk, quien actualmente es directora de políticas para alfabetización temprana en la Fundación para la Excelencia en Educación, un comité de expertos en educación. “No sólo dijimos que necesitamos que los niños ya estén leyendo al terminar el tercer grado, también les dijimos que les vamos a ayudar a llegar ahí. Pusimos entrenadores en alfabetización en nuestras escuelas que tenían el menor desempeño y apoyamos a nuestros maestros en su desarrollo profesional.”

Burk describe el analfabetismo como uno de los asuntos más solucionables de nuestro tiempo, pero no se puede enseñar lo que no se sabe. En Mississippi, cada maestro pasa por LETRS, una capacitación que se basa en la ciencia de la lectura. Aún así, ni siquiera las estrategias a nivel estatal, ni la capacitación de maestros son un remedio infalible, advierten los expertos.

“No es algo que sea fácil de aprender,” dijo Dale Webster, vicepresidente de lenguaje y alfabetización en CORE, una organización sin fines de lucro de consultoría en educación. “No se trata de que tomes un pequeño curso sobre la enseñanza de la lectura y después se te dé un programa y finalmente tan sólo te vas a la ciudad. Toma un tiempo largo aprender estas habilidades y los maestros necesitan apoyo continuo para que lo puedan hacer de manera eficaz.”

También está el tema del ‘latigazo’ de currículo, dicen los expertos. Los maestros que han sido jaloneados hacia ambos lados por las guerras de la lectura pueden tener resistencias a una nueva ola de cambio.

“Estás pidiéndole a alguien que cambie su identidad,“ dijo Aarón Bouie III, director ejecutivo de currícula de PreK-5 en el Distrito Escolar de Youngstown City en Ohio. “No es fácil cambiar una mentalidad. Van a correr lágrimas. No es para los de corazón débil.”

Sin embargo la conciencia en la base social acerca del tema está creciendo, dicen los promotores de la lectura, y frecuentemente es impulsada en las redes sociales por conversaciones entre padres de familia, maestros y expertos. El grupo de Facebook “Science of Reading: What I Should Have Learned in College,” (‘La Ciencia de la Lectura: Lo que Debí Aprender en la Universidad’) actualmente tiene aproximadamente 170,000 miembros. Hay una esquina de la Ciencia de la Lectura en TikTok con pequeños videos de cómo hacerlo. En Twitter el hashtag #ScienceofReading es un gran foco de intercambio.

Contribuyendo a esa conciencia ha estado la reportera de American Public Media Emily Hanford, quien desafió al sistema educativo al preguntar por qué los educadores estaban ignorando las investigaciones científicas acerca de la enseñanza de la lectura en una serie de reportajes que comenzaron en 2018.

Un importante signo de los tiempos es que Calkins, una titán en el mundo de la alfabetización balanceada y profesora de educación en la Universidad de Columbia, ha modificado algo de su filosofía, la cual mayoritariamente veía a los niños como lectores naturales desde el nacimiento. A causa de un creciente coro de voces críticas, ella está revisando sus materiales para reconocer y validar a la ciencia de la lectura.

Credit: LinkedIn

Lucy Calkins

Si bien se ha retrasado el lanzamiento del currículo revisado, y los detalles aún no están claros, en la revisión parece haberle restado importancia al sistema de tres claves, un pilar de la alfabetización balanceada, y ahora incluye libros fáciles de leer, “decodificables,” y anima a los niños a vocalizar los sonidos de las palabras.

“Cuando un niño está leyendo una oración como por ejemplo, ‘Hacía frío, así es que me puse la chamarra,’ y el niño se detiene en chamarra,” escribe Calkins en su blog del editor, “ahora sugerimos que el maestro lo anime diciendo, ‘mira las letras, haz un intento con esa palabra,’ en lugar de decir, ‘Piensa en lo que está pasando. ¿Qué es lo que se pondría el niño?’”

Esto marca un claro giro en el enfoque, pasando del contexto al texto, donde muchos argumentan que siempre debió haber estado.

“El que una líder de una institución Ivy League, la cual ha sido presentada como una especie de pináculo de la preparación de maestros, diga, ‘Aprendí muchas cosas en los últimos cinco años,’ es algo muy importante,” dijo Goldberg, quien ha escrito varias cartas abiertas dirigidas a Calkins. “Las investigaciones han estado disponibles durante décadas y usted apenas se ha enterado de ello recientemente debido a una protesta pública?”

“El que un líder de una institución Ivy League, la cual ha sido presentada como una especie de pináculo de la preparación de maestros, diga, ‘Aprendí muchas cosas en los últimos cinco años,’ es algo muy importante.”

Este giro de alto perfil en la manera de pensar acerca de cómo aprender a leer, junto con las alteraciones generadas por la pandemia, pueden estar guiando al mundo de la educación hacia un parteaguas, dicen algunos, hacia una manera de sobrepasar las últimas escaramuzas en las guerras de la lectura.

“Podemos aprovechar esta oportunidad para colocar a la instrucción realmente eficaz en su lugar,“ dijo Goldberg. “Si podemos lograr que los maestros tengan acceso a la información que necesitan acerca de cómo se desarrolla el cerebro humano y cómo se acelera el aprendizaje de la mejor manera por medio de la enseñanza explícita, entonces los maestros podrán colaborar con la táctica que logrará que el mayor número de niños lleguen más lejos y más rápido.”

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